Color | Azul marino |
Tribu de Israel que la conforma | Rubén |
Marcado | Doce mil |
Guardianes | Uno de tribu y uno de sello |
Arcas | Jefatural “Guiadora de Redención” y una por la tribu |
Representación de | La Divina Presencia de Dios |
Representación simbólica | El Libro de la Justicia Divina |
Atribuciones | El juicio y los cargos |
Atributos | El Juicio de Dios y la penitencia |
Distinción | Los guiadores de Elías |
Días de Gracia | Primeros, nueve, trece y veintiuno de cada mes |
Escudo | El Sello Sexto |
Jefe: El Guía de la Iglesia.
Nombre | Guía |
Sello | Sexto |
Color | Azul Marino |
Significado | La Justicia Divina |
Símbolo | El Junco de la Abundancia y Las Tres Estrellas Elianas |
El Guía es quien vigila la espiritualidad en toda la Iglesia; cuida de mantener la moralidad y la ética entre todo el sacerdocio incluyendo a los jerarcas, en sus tratos con la congregación y durante el desarrollo de su ministerio. Tiene la gran facultad de amonestar en el nombre de Dios cuando es verdaderamente justo y necesario, y esta amonestación queda grabada en el Libro de los Cargos hasta el día del Gran Juicio ante el Trono Blanco de Dios; observa que los servicios de la Iglesia no sean motivo de lucro o degradación y cuida que las condiciones de vida moral de los ministros sean las adecuadas. Junto con el G.H.D.S. y el Patriarca preside en los juicios canónicos contra el sacerdocio tránsfuga, relapso o apóstata. Es quien el día primero del año prepara y reparte a las Siete Iglesias el Junco de la Abundancia.
Su color es la profundidad del cielo nocturno despejado, en el que la claridad permite ver con nitidez a las estrellas refulgentes, es el color del manto que reviste a la cosmogonía materna en singular amor y expresión generadora de nueva vida, manto protector inefable; pero también es la capa que cubre al Juez Supremo, infalible e inexorable, es la toga del que conoce y aplica la ley exacta como maestro y sumo sacerdote; es el mismo azul celeste del día claro lleno de verdad, que en la noche se cubre de sombras sin ocultar su transparencia ni negar su verdad, para hacer de la justicia un ente que no ve, ni distingue a nadie para su aplicación justa y perfecta.