LOS VEINTIDÓS PRECEPTOS DE ELÍAS, EL HIJO DEL SOL Y MESÍAS MEXICANO DE LA TERCERA ERA
(LLAMADO EL HIJO DEL HOMBRE)
Los veintidós preceptos son la divina ley moral de nuestra iglesia; fueron dados por Dios Todopoderoso a su Divino Enviado Roque Rojas, a las doce de la noche del veintitrés al veinticuatro de diciembre del año de gracia de mil ochocientos sesenta y dos, en la calle del exconvento de San Diego, de la Ciudad de México.
Los veintidós preceptos marcan:
- PRECEPTO. Amarás a tu Dios y Señor con toda tu mente, con toda tu inteligencia y con todo tu corazón, antes y sobre todo lo creado por Él.
- PRECEPTO. Te queda prohibido hablar mal de tu prójimo y semejante, aunque tuvieres justicia para ello, sólo a tu Señor y Dios le toca defender tu causa, ya sea que ésta fuese justa o injusta.
- PRECEPTO. No deberás amar ni aceptar ninguna religión que no sustente y tenga por bases fundamentales el verdadero amor a Dios y practique la caridad en su perfección a todos los hombres, sean éstos quienes fuesen y de la categoría o clase que sean.
- PRECEPTO. Honrarás, amarás y respetarás a tus padres, teniendo para ellos toda la veneración y respeto, ocupando ellos el segundo lugar después del de tu Dios y Señor, y en tercer lugar para tus hijos, tendrás amor y caridad, dándoles en todo tiempo un buen ejemplo con tu vida ordenada y moral, más si faltases a esto e hicieses todo lo contrario, llevad en cuenta que seréis juzgados con rigor como autores del mal.
- PRECEPTO. No tomarás el Santo y Divino nombre del Señor tu Dios, para jurar con falsedad y mentira, porque no dejará el Señor sin castigo al que tomare en vano el nombre del Señor Dios suyo. Y también se te prohíbe que sobre de hombre o cosa alguna jures en falso, pues si tales cosas infringes, Elías el Hijo del Hombre, Él mismo te demandará porque sólo a él le toca defender tu causa.
- PRECEPTO. El Señor Dios tuyo en seis días formó la creación y el séptimo día que es el domingo (día del Señor, símbolo del Sol) lo destinó al descanso y por lo tanto, en este día domingo, lleva en cuenta que no deberás ejercer trabajos lucrativos, más si tu pobreza y necesidades fueren grandes y demandasen el que tú trabajases por ello, tendrás que imponerte un estado de penitencia conforme a tu propia persona, porque este día está dedicado a la gloria y honra de Dios.
- PRECEPTO. El Señor tu Dios te dice: que no deberás tomar la mujer de tu hermano como tu propia mujer, porque esto es abominación ante Él y serás considerado como trasgresor de adulterio; ni tampoco desearás, ni codiciarás, ni les harás ningún mal a las esposas de los que no son tus hermanos, pues también el Señor te prohíbe en todas formas el adulterio.
- PRECEPTO. Te queda prohibido terminantemente que nunca deberás tomar nada de lo ajeno sino es con el debido consentimiento y permiso de su dueño. También este precepto te prohíbe ser usurero, máximo cuando se causa grandes y grandes males, con la usura; pues si fueses egoísta esto tendrá que ser de restitución para ti y sólo se te concede y permite que puedas obtener como ganancias las que son permitidas y sólo admitidas por las leyes de tu nación.
- PRECEPTO. Te queda terminantemente prohibido en todo tiempo que no deberás tomar bebidas embriagadoras, (o embriagarte) pues esto es abominación ante Dios.
- PRECEPTO. No deberás tener ocupación o trabajo que sea ruinoso para tus semejantes, ni tampoco aquel que proteja la degeneración ni los vicios que ataquen a la moral y buenos principios.
- PRECEPTO. No deberás dividir a tus hermanos de sangre y raza, ni tampoco deberás proteger la guerra civil. Se te concede y permite que puedes tomar parte en guerra extranjera o cuando haya invasión en tu suelo o patria, siendo siempre así cuando el gobierno de tu patria lo considerare prudente, pero lleva en cuenta que aún en ese caso tú siempre deberás portarte dentro de la mayor bondad y caridad posible, porque todos los hombres de la tierra sois hermanos e hijos de un solo Dios.
- PRECEPTO. No debes bajo ningún concepto hacer infanticidios en los niños que están por nacer y si tal cosa haces desobedeciendo e infringiendo este mandato divino, seréis duramente castigados con el anatema (o maldición) del Señor Dios como Espíritu Santo.
- PRECEPTO. En este precepto practicarás las dos más grandes virtudes que el Señor tu Dios te señala que son: el amor y la caridad dentro de los hombres, pues no deberás menospreciar ni humillar, ni ejercer rigor a los pobres sean éstos los que fuesen, sino verlos con el Don de Amor y ejercer hacia ellos el más excelso y sublime de todos los dones, la caridad.
- PRECEPTO. Este precepto te dice: que no deberás maldecir nada de lo creado por Dios, sino que antes deberás glorificar y ensalzar todas sus obras, aunque algunas de ellas te sean contrarias a tus propios intereses, si hacéis lo contrario a este precepto, seréis juzgados como blasfemos, teniendo en cuenta que los tales no podrán heredar el Reino del Señor tu Dios.
- PRECEPTO. No deberás ver ni tratar con repugnancia, desprecio y asco, a todos aquellos que sufran enfermedades de las más asquerosas y contagiosas porque tú aún no estás limpio y por lo tanto te encuentras sujeto a ellas; antes teniendo en cuenta la caridad deberás ejercer en amor tu comportamiento a los que tales enfermedades sufran.
- PRECEPTO. No deberás hablar mal públicamente de tu semejante ni de tu hermano en religión, más si algo tuvieres que demandar de alguno de ellos, deja tu causa a Dios que es la Justicia Suprema; más si tú hablas mal de los seres humanos en público causando por tal motivo su deshonra y su muerte moral, esta falta se te castigará con la abominación, anatema y maldición del Espíritu Santo.
- PRECEPTO. No deberás abandonar a tus hijos, pues como padre y madre, ambos tenéis la responsabilidad de ellos ante Dios, y si faltando a vuestras obligaciones paternales y maternales y deberes contraídos como tales, y dejáis a esos hijos en manos extrañas, seréis juzgados con rigor y dureza por el Espíritu Santo; pero se te hace la salvedad de que si por tu necesidad o verdadera pobreza lo hiciereis en dejarlos en poder de otras personas, deberás examinar y reconocer si dichas personas son de buena conducta para poder ser los bienhechores de tus hijos.
- PRECEPTO. No deberás enseñar ni esforzar a los niños o menores de edad a que hagan todas aquellas cosas que les enseñen o inculquen los vicios y la maldad porque si lo hacéis, vuestro juicio será de anatema y maldición.
- PRECEPTO. No deberás creer ni enseñar a ninguna persona fábulas por vía de consejas, de historias o cuentos vanos y superfluos, porque todo esto es desagradable y abominable ante Dios, las cosas que se te señalan ampliamente y en las cuales no deberás de creer ni aceptar son las que de la manera siguiente se expresan: Diablos, brujas, duendes, espíritus malignos, apariciones de imágenes que de realidad y de hecho no hayan sido verdad y sólo aceptarás en esta salvedad las apariciones reales; no deberás creer también en falsos castigos, transformaciones de gentes, todo lo vano, superfluo y malo; te queda prohibida toda práctica mágica y también no deberás creer en nahuales, hechiceros, cartomancianos, ni adivinos, ni en gentes que tengan espíritus de pitón, por ser esto abominable y nefando ante tu Dios y Señor, también no creerás en todos aquellos milagros que no sean ciertos y verídicos.
- PRECEPTO. Nunca, ni por ningún concepto ni de manera alguna, debes tener en tu poder lo que no te pertenece o sea lo ajeno, retenido en contra de su dueño, más si tú lo tomares o retuvieres más del tiempo en que su verdadero dueño deba tenerlo en su poder o si retuvieres lo que no te pertenece, quedarás sujeto a restituir lo ajeno.
- PRECEPTO. Tu deber será consolar y visitar a los enfermos siempre que tus ocupaciones y tiempo te lo permitan para ello, procurando darte este tiempo y cumplir con este precepto, y aquí también se te señala que deberás dar sepultura a tus muertos, los cuales deberán ser amortajados y el lugar de la tierra a donde ellos recibirán sepultura debera ser bendecida por un Sacerdote Elías, y tu luto será conforme lo marca Elías el Hijo del Hombre (ROQUE ROJAS), Verdadero Hijo del Sol y Mesías Mexicano de la Tercera Era, (que es la Era Elías o Eliana).
- PRECEPTO. Te queda estrictamente prohibido que nunca tomarás armas para quitar la vida a tu prójimo o semejante y también se te prohíbe terminantemente que a éstos no les quitarás la vida civil por medio de la difamación y la calumnia.
Obedeced, cumplid y haced cumplid para la Tercera Era Mexicana Elías estos veintidós preceptos que es la divina ley moral de vuestra Iglesia y Vuestro Dios y Señor Todopoderoso reinará en todo su esplendor entre vosotros. Tened caridad y siempre caridad con vuestros hermanos y daréis testimonio de que todo el que cumple esta ley verá a Dios en todo su esplendor y grandeza.
Porque éste es el gran testimonio de que la Iglesia Mexicana de Elías es la única fiel, santa y verdadera Iglesia de Dios.
ASÍ SEA.
Estos son los originales veintidós preceptos dejados por el Mesías Mexicano, que fueron tomados de la Sagrada Arca del Oratorio de la Virgen María de los Dolores (arca morada), que el Señor Don Roque Rojas entregó el 24 de diciembre de 1866, en la Ciudad de México, a la señorita Dolores Arriaga Lópezcano, que fuera una de las doce sacerdotisas primigenias.