La Segunda Venida a la Tierra del Profeta Elías

LA SEGUNDA VENIDA DEL PROFETA ELÍAS SOBRE LA TIERRA COMO ROQUE JACINTO ROJAS ESPARZA.

Era necesario referirnos a la vida de Elías de Tisbe, pues con base en ella podremos comprender su segunda venida.

Antes de comenzar con la explicación, precisaremos que con el fin religioso que demanda nuestra asociación, se harán transcripciones bíblicas de la Sagrada Biblia Traducida de la Vulgata Latina al Español, y en su caso, después de cada una se señalara la cita correspondiente en la antigua versión de Casiodoro de Reyna (1569).

De acuerdo a las escrituras, el Altísimo señaló al profeta de fuego para restablecer las tribus de Israel, lo que consta en Libro del Eclesiástico 48:1,7-12:

“48:1. Levantóse después el profeta Elías como un fuego, y sus palabras eran como ardientes teas”.
“48:7. Tú oíste en el monte Sinaí el juicio del Señor, y en el de Horeb los decretos de su venganza.
48:8. Tú ungiste, o consagraste, reyes para que castiguen a los impíos, y dejaste después de ti profetas sucesores tuyos.
48:9. Tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego sobre una carroza tirada de caballos de fuego.
48:10. Tú estás escrito en los decretos de los tiempos venideros para aplacar el enojo del Señor, reconciliar el corazón de los padres con los hijos, y restablecer las tribus de Jacob.
48:11. Dichosos los que te vieron y fueron honrados con tu amistad;
48:12. porque nosotros vivimos sólo esta vida momentánea; mas después de la muerte no será nuestro nombre como el tuyo”.

La misma profecía se revela en Malaquías 4:1-6 (Mal. 4:1-6):

“4:1 Porque he aquí que llegará aquel día semejante a un horno encendido, y todos los soberbios y todos los impíos serán como estopa; y aquel día que debe venir los abrasará, dice el Señor de los ejércitos, sin dejar de ellos raíz ni renuevo alguno.
4:2 Más para vosotros los que teméis mis santo Nombre nacerá el Sol de Justicia, debajo de cuyas alas o rayos está la salvación; y vosotros saldréis fuera, saltando alegres como novillos de la manada;
4:3 Y hallaréis a los impíos, hechos ya ceniza debajo las plantas de vuestros pies, en el día en que obraré, dice el Señor de los ejércitos;
4:4 Acordaos de la ley de Moisés, mi siervo, que le intimé en Horeb para todo Israel, la cual contiene mis preceptos y mandamientos,
4:5 He aquí yo os enviaré el profeta Elías, antes que venga el día grande y tremendo del Señor.
4:6 Y él reunirá el corazón de las padres con el de los hijos y el de los hijos con el de sus padres; a fin de que yo en viniendo no hiera la tierra con anatema”.

La segunda venida de Elías también fue prevista por el Hijo de Dios en el Evangelio de Marcos 9:10-11.

“9:10 Y le preguntaron: ¿Pues cómo dicen los fariseos y los escribas que ha de venir primero Elías?
9:11. Y él les respondió: Elías realmente ha de venir antes de mi segunda venida y restablecerá entonces todas las cosas; y como está escrito del Hijo del hombre, ha de padecer mucho y ser vilipendiado”.

Idénticas palabras se asientan en Mateo 17:10-11 (Mt. 17:10-11):

“17:10 Sobre lo cual le preguntaron los discípulos: ¿Pues cómo dicen los escribas que debe venir primero Elías?
17:11. A esto Jesús les respondió: En efecto, Elías ha de venir antes de mi segunda venida y entonces restablecerá todas las cosas”.

De acuerdo a las promesas bíblicas, Elías debía cumplir una segunda venida a la tierra, ya que el Altísimo le había encargado la importante misión de reestablecer las tribus de Israel, volver el corazón de los padres hacia los hijos y de los hijos hacía los padres y preparar el camino para la segunda venida del Rey; en esa tesitura, el profeta de Tisbe desde el Seno de Abraham (el lugar santo donde moró después de ser arrebatado al cielo), vino a la tierra con el nombre de Roque Jacinto Rojas Esparza, reduciendo su cuerpo en átomos y moléculas dentro del vientre de la otomí Dolores Isabel por mandato y poder de Dios, para cumplir sus designios y pasar por el estadio de la muerte del cuerpo terrenal (pagar su tributo a la tierra), pues Elías no murió, sino que subió en cuerpo y alma al cielo en un carro de fuego.

Para una mayor explicación, nos referiremos a la misión de Elías que fue expresada por el Hijo de Dios Jesús de Nazareth, en el siguiente pasaje (Marcos 9:11 y Mateo 17:10-11): «Elías realmente ha de venir antes de mi segunda venida y restablecerá entonces todas las cosas;», de las palabras del maestro de la paz, desprendemos que Elías debe venir primero y «restablecer las cosas» antes de que él llegue; por si fuere necesario demostrar las palabras del Señor Jesús, la misión de «restablecer las cosas» se cumplió en primer lugar en Juan el Bautista, pues éste venía con el espíritu de Elías tal cual fue dicho por el Arcángel Gabriel, en la anunciación de su nacimiento a Zacarías según se observa en Lucas 1:13-17 (Luc.1:15-17) :

“1:13. Mas el ángel le dijo: No temas, Zacarías, pues tu oración ha sido bien despachada; tú verás al Mesías; y tu mujer
Elisabet te parirá un hijo, que será su precursor, a quien pondrás por nombre Juan;

1:14. el cual será para ti objeto de gozo y de júbilo; y muchos se regocijarán en su nacimiento,
1:15. porque ha de ser grande en la presencia del Señor. No beberá vino ni cosa que pueda embriagar, y será lleno del
Espíritu Santo ya desde el seno de su madre,

1:16.  y convertirá a muchos de los hijos de Israel al Señor Dios suyo.
1:17. delante del cual irá él revestido del espíritu y de la virtud de o celo de Elías para reunir los corazones de los padres o patriarcas con los de los hijos y conducir los incrédulos a la prudencia y fe de los antiguos justos, a fin de preparar al Señor un pueblo perfecto”.

Empero, el hecho de que Juan el Bautista tuviere que cumplir con el encargo de Elías, ello no implicaba que éste fuera el profeta, lo cual quedó demostrado con su aseveración que consta en el Evangelio de Juan 1:20-23 (Jn 1:20-23) :

“1:20. Él confesó la verdad, y no la negó; antes protestó claramente: Yo no soy el Cristo.
1:21. ¿Pues quién eres?, le dijeron: ¿Eres tú Elías? Y dijo: No lo soy. ¿Eres tú el profeta? Respondió: No.
1:22.  ¿Pues quién eres tú, le dijeron, para que podamos dar alguna respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?
1:23. Yo soy, dijo entonces, la voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor: como lo tiene dicho el profeta Isaías”.

No es óbice a lo anterior, que el Unigénito de Dios se haya referido al Bautista como si fuera Elías, Marcos 9:12 (Mr. 9:13):

“9:12. Si bien os digo que Elías ha venido ya en la persona del Bautista (y han hecho con él todo lo que les plugo), según estaba ya estaba escrito”.
Declaración semejante se observa en Mateo 17:12-13 (Mt. 17:12-13):
“17:12. Pero yo os declaro que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo cuanto quisieron; así también harán ellos padecer al Hijo del hombre
17:13. Entonces entendieron los discípulos que les había hablado de Juan el Bautista”.

En ese contexto, el señalamiento del León Vencedor de la Tribu de Judá, deviene de que el espíritu de Elías acompañaba a Juan Bautista y por lo tanto, debía cumplir con la misión del tisbita, con todo lo que ello entraña. Para ilustrar mejor este aspecto habrá que recodar lo que sucedió con Eliseo, quien se convirtió en profeta al recibir una parte del espíritu de Elías que se desdobló en él; Elías dijo a Eliseo, Libro de Reyes IV, 2:9-10 (2 R. 2:9-10):

“2:9. Así que hubieron pasado, dijo Elías a Eliseo: Pide lo que quieras que yo haga por ti, antes que sea de ti separado. Y Eliseo dijo: Pido que sea duplicado en mí tu espíritu.

2:10. Contestó Elías: Cosa difícil es la que has pedido. No obstante, si tú me vieres al tiempo que sea arrebatado de tu lado, tendrás lo que has pedido; mas si no me vieres, no lo tendrás”.

Difícil petición hizo el discípulo, que sólo se cumpliría si seguía sin descanso a su maestro hasta el último instante; después de ser arrebatado el profeta de fuego al cielo y Eliseo ser testigo de ello, tomó el manto que había dejado caer Elías y con él abrió el Jordán, por lo que los hijos de los profetas que venían de Jericó dijeron, Libro de Reyes IV, 2:15 (2 Reyes 2:15):

“2:15. El espíritu de Elías ha reposado sobre Eliseo, y saliéndole al encuentro, le hicieron profunda reverencia postrados en tierra”.

Muestra de que Eliseo también debía cumplir con la misión de Elías, fue que ayudó a la consumación de la orden que Yahvé diera al profeta de fuego, pues como su sucesor envío a un profeta a ungir como Rey de Israel a Jehú, según consta en el Libro de Reyes IV, 9:1-6 (2 Reyes 9:1-6), cuando ésta disposición fue dada directamente por el Altísimo a Elías.

Al ser así, la negativa de Juan Bautista de ser Elías y el señalamiento del Hijo de Dios de que “la voz que clama en el desierto” era el profeta de fuego, lejos de ser contradictoria refleja la convergencia de ideas, pues el Bautista no era Elías, sino que debía cumplir con su misión, pues su espíritu le acompañaba. Además de que Juan no tenía como misión restablecer las Tribus de Israel, pues es obvio que cuando él pisaba la tierra, éstas existían.

Entonces, las promesas del regreso de Elías aún no habían sido cumplidas, sino que estaban reservadas para los tiempos futuros.

Conclusión.

Juan Bautista y Eliseo, estaban acompañados del espíritu de Elías, por lo tanto, estaban sujetos a la misión de éste, pero no eran el profeta de fuego y en ellos tampoco se cumplieron las profecías del Libro del Eclesiástico y Malaquías, lo anterior se sustenta en las siguientes razones:

  1. Ninguno de ellos afirmó ser el mismo profeta Elías Tisbita;
  2. Ninguno manifestó que estuviere en la tierra para dar cumplimiento a las profecías relatadas;
  3. Tampoco adujeron que les correspondiera restituir las tribus de Israel.

Por otro lado, en el Enviado Divino Roque Rojas, sí se cumplen las profecías aducidas, toda vez que:

  1. Roque Rojas, sí dijo ser Elías el prometido para estos tiempos;
  2. El Mesías Mexicano también expresó, que por orden de Dios vino a reimplantar en la tierra mexicana las doce tribus de Israel, para lo cual dejó el Sello del Dios Vivo, que es la firma espiritual del Altísimo y que se plasma a través de la ceremonia de la sagrada marca, para preparar el camino para el Hijo de Dios, lo que quedó de manifiesto en el Sublime Sermón de los Proverbios de Roque Rojas (Proverbio 16º):

“Yo no soy el Rey, sólo vengo a prepararte para hacerte digno de recibir al Rey”

3. También detalló que los principios rectores de su doctrina eran la unión de los padres con los hijos y de los hijos con los padres, conjuntamente de la restitución y regeneración;
4. Además de las afirmaciones de Roque Rojas, se corrobora que era un varón de Dios y que todo lo que hizo fue por su gracia, pues le acompañan todos los hechos milagrosos que realizó, mismos que se relataran en la Biografía de Roque Jacinto Rojas Esparza.

En ese contexto, Roque Rojas es Elías Tisbita en su segunda venida a la tierra, tal cual fue prometido.